No fue su día. Su equipo perdió, la «kiss cam» lo mostró siendo infiel frente a todo el país y ahora ninguna de sus dos mujeres le hablan. Su reacción al ver que había sido descubierto dio la vuelta al mundo.
Todos lo estaban pasando bien. El club deportivo Barcelona de Guayaquil, Ecuador, llevaba a cabo su tradicional «noche amarilla» en la que presentaba a sus nuevos refuerzos. La noche era agradable, el público estaba entretenido.
Los fanáticos veían el espectáculo con tranquilidad y optimismo. Las gradas estaban llenas de sonrisas, familias y felices parejas. Y como ya es tradición, el canal de televisión aprovechó el entretiempo del partido para mostrar a las personas que disfrutaba del espectáculo.
Los que los camarógrafos no sabían es que estaban a punto de mostrar imágenes que le restarían el protagonismo a todos los futbolista y que darían la vuelta al mundo.
Y es que mientras mostraban a los fanáticos que estaban disfrutando del espectáculo junto a sus cariñosas parejas, las cámaras se detuvieron en unos amorosos tórtolos que se estaban besando efusivamente. La idea era difundir y celebrar su amor pero lo que hicieron fue revela una infidelidad.
La pareja compartía un apasionado beso hasta que el hombre se dio cuenta de que estaba en la pantalla gigante. Su cara de felicidad se transformó de inmediato en una de preocupación y vergüenza.
«Se cagó», parece que murmuró entre sus labios antes de que su cara reflejara la deshonrar y el bochorno del momento.
Ella también pasó de la felicidad a la vergüenza en unos pocos segundos. Ahí, frente a las cámaras, a miles de personas en el estadio y a millones de telespectadores, su relación ilegal había salido a la luz.
Pero no todo estaba perdido. Las imágenes fueron cortas y quizás lo había notado, esperaron.
Sin embargo, las redes sociales no perdonan y a minutos de la transmisión miles de personas y compartían las vergonzosas imágenes hasta que la mujer engañada se enterara de lo sucedido.
Incluso empezó a circular una foto de la verdadera novia del sujeto junto a un gigantesco ramo de flores que supuestamente él le había regalado el mismo día del partido.
Así, la que era una noche perfecta para los dos amantes se transformó en una desagradable velada. Y como si ser el hazme reír de millones de personas y tener que llegar a dar explicaciones a su verdadera novia fuera poco, su equipo terminó cayendo contra el visitante por 1 a 0. Todo mal.
Ya lo saben infieles. Si deciden ponerle los cuernos a sus parejas, traten de hacerlo en lugares privados y sin cámaras de televisión si no quieren arriesgarse a hacer el ridículo frente a millones de personas. O, mejor aún, no sean infieles.
